Desde los inicios de la agricultura el hombre ha tenido la necesidad de proteger sus cosechas de los animales que intentaban aprovecharse de ellas. Con el paso del tiempo ha ido creando multitud de artilugios cuya finalidad primordial es la de producir un miedo tan intenso que invite a huir a los demás seres. Entre estos objetos podemos encontrar monigotes que imitan al hombre, molinos que producen ruido al girar con el viento, espejos que producen destellos que asustan a los animales, etc.
Dentro de esta amplia gama de objetos, merecen especial atención aquellos seres inanimados que imitan al hombre. En ellos, no sólo suele estar representado el subconsciente de la persona que lo creó, sino que en muchos puede estar representada toda una comunidad. Cada uno de ellos tiene algo en su interior que los hace únicos y al mismo tiempo admirables.